La
bodega de brandy de Destilerías Duende ha ofrecido una sesión
informativa a los alumnos del máster de destilados, que dirige, en
Madrid, Javier Pulido, el único que se imparte en nuestro país.
Esta sesión se enmarca en una serie de visitas que incluyen el
conocimiento de otras bebidas destiladas como el ron, en la costa de
Motril. Anselmo Córdoba, director del Museo del Anís, ha valorado
“el interés por conocer las destilaciones y la cultura del anís
de Rute, desde 1630 hasta nuestros días, una muestra de que Rute
sigue siendo un referente del buen hacer de este viejo oficio”.
“Hemos
elegido Rute porque es una historia viva sobre la tradición de
destilar”, ha explicado Javier Pulido, que impulsa un máster que
quiere dar respuesta a esa demanda del público “por saber como se
hace el brandy y poner rostro quien está detrás de esto”. Pulido
reconoce que la gran mayoría de alumnos creen que tanto esta
tradición como los buenos destilados viene de fuera, cuando “es en
España donde se gesta la destilación durante la época musulmana, y
es desde aquí desde donde se extiende al resto del mundo”.
“Bebemos
mucho pero sabemos poquísimo sobre el alcohol” explica este
profesor con 20 años de experiencia en hostelería y que da clases a
barman internacionales. “Se ha dejado de beber anís o brandy,
porque la gente no se acerca a esta gran historia”, señala Pulido,
para quien el brandy tumba a cualquier bebida de moda, por su
destilación, su fermentación, y envejecimiento, frente a otras
bebidas con cero de procedimiento tradicional. Para Javier Pulido
tenemos que ser más patriotas con nuestros destilados. En Estados
Unidos, las micro destilerías han llegado a desbancar a la gran
industria, porque el público quiere saborear, tocar y oler un
producto artesanal y este auge ya está llegando a nuestro país.