Dos multitudinarios pasacalles han puesto el punto y final al
carnaval ruteño. Durante nueve días, la villa ha vivido una de sus
grandes fiestas locales. La intensidad con que los ruteños se toman
estas jornadas carnavalescas, las hace únicas en toda la provincia.
Desde el más genuino mascarón, con que son conocidos aquellos que
se visten con cuatro trapos y máscaras, y salen absolutamente todos
los días, a veces cambiando de disfraz mañana y tarde; a las
murgas, que con sus letras repasan, con sarcasmo y gracia, la
actualidad, a los eventos colectivos, como pasacalles de los
escolares y el entierro de la sardina.
Y este fin de semana, el sábado con el pasacalles temático. Este
año, dedicado al mundo del oeste, con miles de participantes, y que
cuenta cada vez con más visitantes. Así, cowboys, indios, el
Séptimo de Caballería, chamanes, cactus, carretas, tramperos,
vaqueros y cuatreros, e incluso carteles andantes con el típico se
busca: ‘Wanted’, desfilaron en son de paz por las calles del
municipio. Desde el portavoz del PP, David Ruiz, con toda la familia
vestida de cabareteras, al alcalde, Antonio Ruiz, con su disfraz de
tahúr, no faltó nadie en el desfile.Y este Domingo de Piñata, toda
la imaginación vertida en centenares de disfraces y colorido, volvió
a desfilar, para poner el final a una fiesta en la que participa
absolutamente todo el pueblo.