Un año más, el entierro de la
sardina ha contado con una larga comitiva de dolientes, que recorrieron durante
la noche y la madrugada del miércoles, las calles ruteñas. Pero no solo
enlutados acompañaron a una gran sardina de cartón, los más variados disfraces
participaron en este pasacalles nocturno. La música de la charanga ‘Los
Piononos’ ambientó todo el recorrido y confirmó que a más fúnebre y siniestro
el día, más diversión y juerga.
La cofradía de ‘La sardinita’,
encargada de construirla y portarla en un armazón, colgó el cartel de “se
traspasa”, y es que después de 20 años, “ya va tocando el relevo”, pidió Pedro
Vickyla, uno de los cofrades. El cortejo fúnebre partió de la calle Duquesa,
para, a través de la calle del Pilar y Priego, subir hasta el Paseo del Fresno.
A lo largo del recorrido, se van sumando más grupos de máscaras, y cuando llega
el pasacalles a la calle del Cerro, pasada la medianoche, el aspecto es
impresionante, de una multitud que antepone una noche de fiesta a la
perspectiva de un jueves laborable o de clase. A los más acérrimos les amanece,
y todos guardan fuerzas para el fin de semana, donde el carnaval volverá a
tomar las calles ruteñas.