Aguas abajo del embalse de Iznájar el río Genil ha ido siempre dentro de sus márgenes, así de categórico se mostró ayer el gerente de la Agencia Andaluza del Agua, en Córdoba, Rafael Álvarez, quién aseguró que las inundaciones “no se han debido a los desembalses, sino que los embalses han contribuido a controlarlas”. Álvarez también defiende los protocolos llevados a cabo con estos desembalses: “se han hecho con criterios técnicos”.
El delegado provincial de Medio Ambiente, Luís Rey, recordó, en esta rueda de prensa en las instalaciones del propio embalse, en el término de Rute, que nos encontramos ante un año hidrológico “excepcional”, donde las precipitaciones alcanzan ya los 903 litros por metros cuadrado, cuando la media en la provincia de Córdoba se sitúa entre los 600 y 650 litros por metro cuadrado.
En estos momentos el pantano de Iznájar se encuentra al 96 %, y se puede considerar que está lleno. El propio director de explotación del embalse de Iznájar, Antonio Ramón Guinea, señaló este nivel como un tope que difícilmente se iba a rebasar, antes aumentaría el desembalse. Al pantano le quedan 41 hectómetros cúbicos para llegar a los 981 hm3 de su capacidad total. “Pero es importante jugar con ese resguardo ante posibles episodios de precipitaciones o con el deshielo de Sierra Nevada que puede aportar 50 hm3”, dijo Guinea. Estos días el pantano de Iznájar desagua un caudal de 155 metros cúbicos por segundo, lo hace por dos desagües de fondo y por las dos turbinas de la central eléctrica.
El delegado provincial de Medio Ambiente, Luís Rey, recordó, en esta rueda de prensa en las instalaciones del propio embalse, en el término de Rute, que nos encontramos ante un año hidrológico “excepcional”, donde las precipitaciones alcanzan ya los 903 litros por metros cuadrado, cuando la media en la provincia de Córdoba se sitúa entre los 600 y 650 litros por metro cuadrado.
En estos momentos el pantano de Iznájar se encuentra al 96 %, y se puede considerar que está lleno. El propio director de explotación del embalse de Iznájar, Antonio Ramón Guinea, señaló este nivel como un tope que difícilmente se iba a rebasar, antes aumentaría el desembalse. Al pantano le quedan 41 hectómetros cúbicos para llegar a los 981 hm3 de su capacidad total. “Pero es importante jugar con ese resguardo ante posibles episodios de precipitaciones o con el deshielo de Sierra Nevada que puede aportar 50 hm3”, dijo Guinea. Estos días el pantano de Iznájar desagua un caudal de 155 metros cúbicos por segundo, lo hace por dos desagües de fondo y por las dos turbinas de la central eléctrica.
A los medios de comunicación se les permitió visitar el interior de la presa, con kilómetros de pasadizos y túneles. Uno de los secretos de su construcción es el corte transversal que parte en dos la presa, para defenderla de posibles movimientos. Los técnicos también desvelaron que el mal olor que siempre hay en torno a la presa se debe a un manantial de aguas sulfurosas que hay a pie de presa.